El pasado día 26 de mayo se estrenó en el teatro Lope de Vega de Sevilla una versión de una obra emblemática dentro del género teatral, me refiero a “El sueño de una noche de verano”. Helena Pimenta, al frente de la compañía vasca Ur Teatro, presentó sobre escena una apuesta “remozada” del clásico de Shakespeare salpimentada con una prolija gama de tópicos y licencias en nombre de la innovación, esa gran meretriz del buen gusto.
Claro que hay que innovar. Pero qué precio estamos dispuestos a pagar por ello. Me pregunto si se puede considerar innovación introducir en la venerable obra a una panda de personajillos representantes de todos los tópicos asociados –desgraciadamente- a andaluces, gallegos, polacos y catalanes. Pero, curiosamente, los tópicos vascos brillaban por su ausencia y eso que la señora Pimenta los debe conocer my bien. Eso por no hablar de la escenografía, desangelada y rala, a modo de bosque enrarecido, donde unos actores que a veces no proyectaban correctamente la voz (las intervenciones de José Tomé eran prácticamente inaudibles desde el paraíso) realizaban bufonadas con indumentarias multicolores. Con todo, destacar las intervenciones de Cecilia Solaguren en el papel de Hermia o Jorge Muñoz como Lisandro.
La apoteosis final llegó con la compañía trasnochada de cómicos en escena y las piruetas flamencas de Rocío, que encarnaron perfectamente el espíritu descocado y disoluto de las limpiadoras andaluzas, de clavel reventón en el moño y pretensiones de vedettes libidinosas. Ante obras como ésta, sólo queda esbozar una sonrisa y dejar que el tiempo ponga a cada uno en su justo lugar.
Calidad del espectáculo: +
Calidad precio: +
Puesta en escena: ++
Coreografía: ++
Interpretación artística: ++
Es una pena que a los andaluces se le hayan asignado tópicos que en la actualidad están más que desfasados.
ResponderEliminarNo quisiera resultar vulgar pero me remito las palabras del spot de la cerveza Cruzcampo en la que se expresa que "los andaluces no exageramos, sino que son los demás, los que se quedan cortos" o que "Andalucía no es dónde termina Europa, sino dónde empieza". ¡Casi ná!
Los claveles reventones en la cabeza resultan muy atracticos pero aún no conozco a ninguna empleada de limpieza que represente esa imagen. Desde luego, que este sector debe estar indignado con la representación de la obra. Y no es para menos.
Aún así, yo me considero NACIONALISTA ANDALUZ y lo llevo a gala porque no hay ninguna otra región tan rica culturalmente, engalanada con los más importantes literatos (Alberti, Lorca, Cernuda, Aleixandre, Bécquer...), los más ilustres pintores y escultores (Velázquez, Murillo, Valdés Leal, Gonzalo Bilbao, Juan de Mesa, Martínez Montañés...).
En fin, Serafín que sólo hay una Giralda y una Torre del Oro, una Mezquita cordobesa, una Alhambra o un río como el Guadalquivir. Y casualmente, todos nacen y mueren en ANDALUCÍA.